
Todos los inversores buscan obtener la máxima rentabilidad por su inversión ajustada al riesgo que asumen. Para ello, toman diferentes decisiones, normalmente comprando y vendiendo los activos que componen su cartera en función de las circunstancias del mercado en cada momento.
Esta estrategia, también conocida como market timing, supone encontrar el momento óptimo para comprar y el momento óptimo para vender, obteniendo de esta manera los máximos beneficios posibles. Sin embargo, como vamos a ver, entrar y salir continuamente del mercado no suele ser una buena idea.
Riesgos de entrar y salir del mercado.
Es lógico pensar que la estrategia más rentable es comprar en el punto más barato y vender en el punto más caro. De esta manera, aprovecharíamos todo el potencial del market timing. Sin embargo, los detractores de esta técnica afirman que es muy difícil predecir los movimientos del mercado.
El market timing suele basar su eficiencia en una estrategia cortoplacista que utiliza el análisis técnico, fundamental o macroeconómico para predecir movimientos futuros.
El problema es que en un mundo en el que los inversores sobrereaccionan a las noticias y, especialmente, a las sorpresas negativas, la evolución pasada de una acción no tiene por qué decirnos nada sobre su evolución futura, y mucho menos del momento exacto donde se van a revertir las tendencias. Al mismo tiempo, es una estrategia demasiado compleja para que los pequeños inversores puedan confiar en ella.
Nadie sabe cuándo llegará la próxima caída, la próxima recesión ni la próxima tendencia alcista, ni siquiera quienes apuestan por ella. Siempre hay eventos inesperados que pueden echar a perder nuestra estrategia inicial.
Además, el market timing es un modelo de inversión bastante costoso en términos económicos. En todas las operaciones de compra y de venta, hay que pagar las comisiones correspondientes al bróker y declarar las ganancias obtenidas ante la Hacienda de cada país.
Esto hace que cada vez que queramos entrar o salir del mercado, tengamos que asumir un coste que, en la práctica, encarece la inversión inicial y reduce nuestra rentabilidad.
Buy & Hold: por qué estar siempre invertidos.
Frente al market timing, existe la estrategia del Buy & Hold, es decir, permanecer siempre invertidos en el mercado, pase lo que pase e incluso ante caídas abruptas de la bolsa.
Evidentemente, es una estrategia mucho más aburrida, porque exige que invirtamos nuestro patrimonio en un momento inicial y esperemos lo máximo posible a recoger los frutos. Además, es una estrategia difícil de cumplir porque la psicología inversora suele jugarnos malas pasadas.
La necesidad de batir al mercado de manera sistemática provoca que, al final, el inversor tome malas decisiones guiado por las emociones más que por la lógica inversora. De hecho, en muchos casos, nuestros sesgos hacen que compremos caro y vendamos barato siguiendo la evolución de los mercados, cuando en realidad la estrategia debería haber sido la contraria.
¿Cuánto pierdes por entrar y salir del mercado?
La mayoría de los inversores corren el riesgo de perderse los mejores días del mercado, desaprovechando de esta manera una buena oportunidad de revalorización de sus cartera. Y si bien perderse unos pocos días puede no parecer demasiado relevante en una estrategia a largo plazo, lo cierto es que tiene demasiado impacto si son momentos relevantes para los mercados.
No en vano, según un estudio de JP Morgan Asset Management, un inversor que hubiese mantenido una inversión de 10.000 dólares en el S&P 500 desde el 1 de enero de 1999 hasta el 31 de diciembre de 2018, habría obtenido una rentabilidad anualizada del 5,62%.
Sin embargo, si se hubiese perdido los 10 mejores días de estos 20 años, su rentabilidad habría caído más de la mitad, hasta el 2,01%; y si se hubiese perdido los 20 mejores días o más, su rentabilidad anualizada sería ya negativa.

Por supuesto, estas rentabilidades tienen un tremendo impacto sobre nuestro patrimonio. De hecho, si tenemos la mala suerte de perdernos los 30 mejores días del mercado, perderemos casi la mitad del total del patrimonio invertido inicialmente. Casi nada.
En el siguiente gráfico puedes apreciar cuál sería la evolución del patrimonio del inversor para un capital inicial de 10.000 dólares en 20 años. Como puedes ver, la estrategia del Buy & Hold es mucho más rentable, ya que aprovecha mucho mejor los efectos del interés compuesto a largo plazo, haciendo que el valor de nuestra inversión se triplique en tan solo 20 años.

Eso sí, igual que perderte los mejores días reduce de manera significativa tu rentabilidad anual, no estar invertido los peores días permite mejorar el resultado de tu inversión. Este resultado es el ideal, y lo que realmente hace que sea una estrategia tan difícil de llevar a cabo.
El asset allocation, el principal ‘driver’ para la obtención de resultados.
Evidentemente, la estrategia de estar siempre invertidos no tiene por qué proporcionar buenos resultados en sí misma. Es necesario construir una cartera robusta que garantice buenos resultados a largo plazo.
Por lo anterior, la mayoría de inversores harían bien en poner gran parte de su atención en el asset allocation, es decir, la distribución de activos que tendrá la cartera.
Diversos estudios realizados desde hace ya bastantes décadas han puesto en valor esta estrategia, afirmando que es el principal driver que conduce a obtener buenos resultados en los mercados financieros, ganando por goleada al market timing y a otras estrategias de inversión.

Pero, ¿en qué consiste el asset allocation? No es más que la combinación apropiada de diferentes tipos de activos dentro de una cartera. Evidentemente, no existe una única distribución de activos que funcione para todos los inversores y para todos los ciclos. Cada uno de ellos tiene que componer su cartera según su perfil inversor y su horizonte temporal.
No será igual el asset allocation de una persona que está empezando a ahorrar para alcanzar su libertad financiera que el de otra que está a punto de jubilarse. Lo más probable es que la primera persona busque incrementar su patrimonio mientras que la segunda únicamente pretenda preservarlo.
Se trata de una tarea que, por tanto, requiere tiempo, especialmente si se quiere una cartera bien diversificada y con un riesgo ajustado a nuestro perfil. Pero cuando la tenemos lista, da resultados y es mucho más fácil de gestionar, siempre y cuando cumplamos la máxima de permanecer siempre invertidos. Pase lo que pase.
Aurelio Jiménez, economista y divulgador de contenidos financieros.